En los años finales del menemato, tuve la fortuna de conocer a un
académico finlandés que hacía tiempo vivía en Buenos Aires y que ya era un
porteño más. Contaba cosas fabulosas de los sistemas de salud, educativo y de
seguridad social de Finlandia, pero también advertía que todo eso estaba en
peligro porque el neoliberalismo también había desembarcado en aquellas lejanas
costas. Viéndolo con ojos argentinos, parecía que el finlandés exageraba. Pero
él hablaba con verdadera angustia del futuro de sus hermanas ya jubiladas, y de
la incertidumbre que acechaba a su madre, cada vez más desatendida en el plano
de la salud y con crecientes dificultades para mantener su vivienda.
El amigo finlandés era un exquisito lector de la
realidad social latinoamericana, y de la Argentina en particular. Mantenía
buenos vínculos con el mundo gremial del ámbito de la educación (su profesión),
y cultivaba una mirada amistosa hacia el mundo nacional/popular en todos sus
sentidos, desde el tango al peronismo. Ayudaba, desde luego, que en su tierra
natal el tango se hubiese adoptado tempranamente y que inclusive tengan sus
propias letras en finés. Pero, por otra parte, el finlandés era un marxista de
los que habían leído “El Capital” y, con mucho orgullo, contaba que la
Declaración de Independencia de Finlandia está rubricada por Lenin. El
finlandés era –casi- un “montonero”.
Me acordé del educador finlandés viendo la serie
“Rita”, pero sobre todo leyendo las críticas que andan dando vueltas por la
red. Muchos de esos comentarios hacen hincapié en las siderales distancias entre
el sistema educativo danés y el de otros países, pero parecen no haber visto
que también a ellos los alcanzan los “recortes”, los “ajustes” y todos los
demás eufemismos que se usan para justificar la degradación de la educación
pública (con inclusión social) y para volver “inevitable” el traspaso de
alumnos a la educación privada. La gran contendiente de la maestra Rita Madsen
es una alcadesa que no tiene nada que envidiarle al Hada Buena, y es contra su
sistema de exclusión -y privatización encubierta- que da sus mejores
batallas.
En todo lo demás, podemos estar de acuerdo: Rita es
irreverente, “políticamente incorrecta”, y todo lo que quieran. Pero,
fundamentalmente, Rita es una rea. Podría ser una chica nacida y criada en
Parque Patricios: cálida, traviesa, provocadora, frontal, inteligente,
vulnerable, madraza, buena amiga, generosa, leal y solidaria. Además, le gusta
dar abrazos y ayudar a los menos favorecidos. Como el cuate finlandés, Rita podría
ser una “compañera danesa”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario